Con los patrones obtenidos tras esquematizar los “modos de vida” de ciertos grupos sociales, representativos del proceso evolutivo de la ciudad contemporánea, he obtenido una serie de volúmenes, de tal modo que he generado una superficie a partir de una situación.
Estos grupos (familia tradicional, pareja heterosexual, pareja homosexual, colectivo religioso, colectivo inmigrante, ancianos que viven solos, personas sin hogar, personas que viven solas, agrupaciones multiétnicas, multiculturales, de tipo comunal…), se configuran en lo que he llamado “hábitat ideal”, un espacio semihermético donde cada uno vive su propia realidad, y se siente, en cierto modo, seguro.
Pero es evidente que tras esa especie de cápsula de protección, surge la necesidad de interactuar con el resto de la sociedad, y es ahí cuando los diferentes grupos entran en conexión débil/fuerte, y se producen los intercambios de bienes, informaciones, ayudas … entre ellos, creando una serie de conexiones interpersonales en cadena que son realmente aprovechables para mejorar la ciudad. Por eso creo que es clave fomentar esa red sinérgica*/espacio solidario, e investigar su organización, encontrar sus limites.
*Según la RAE, literalmente, entendemos por sinergia: Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.
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