lunes, 3 de octubre de 2011

Imaginemos...

Imaginemos…

El mundo actual está marcado por un ritmo de vida característico. Surgen nuevas necesidades que se suman a las básicas, y podemos pararnos a pensar en nuestro entorno, en nosotros, en el vínculo que nos ata y nos hace coexistir en este espacio temporal.

Si pudiera imaginar... lo haría plasmando esa conexión en un traje.

No sería un traje cualquiera, sino aquél que fuese útil en  todas las situaciones, aquél que nos hiciera más fácil las tareas diarias, que fuese una parte más de nosotros: aquél que una vez creado no fuese necesaria su modificación.

Pensando en su forma, debería ser flexible, que se adhiera al cuerpo, que se regulara según el tiempo y pudiera cambiar su tejido, como una segunda piel que nos protegiese del mundo exterior.
Podría llevar un casco especial, capaz de detectar el peligro o tal vez de percibir el estado de ánimo de la gente, y que ayude a aislar acústicamente del entorno cuando se desee.
Aprovechando las nuevas tecnologías podrías llamar desde él con un “manos libres” y ver en sus gafas a modo de pantalla la información que se desee, y por supuesto escuchar música.

Por otro lado podría llevar también unos guantes aislantes térmicos, con las que poder coger cosas sin causar quemaduras.
Imagino también…unas rodilleras, que te ayudaran a caminar reduciendo las no deseadas agujetas, y protegieran el cuerpo a modo de escamas; junto con unos zapatos especiales, con los que poder andar más rápido con menos esfuerzo, y ya puestos, que fuesen impermeables.

Mmm… debería incorporar uno o dos bolsillos donde meter las múltiples cosas que usamos diariamente, y un reloj incorporado, pues vivimos en un mundo marcado a golpe de minutero.

Sí… resumiendo, yo creo que ese sería un traje funcional y práctico para la vida moderna, donde nosotros, pequeños componentes del organismo ciudad, dirigiríamos nuestras vidas sin preocupación de pormenores. Sería algo así como un super-ciudadano de la super-ciudad.








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